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TERCERA SEMANA - MES ROQUEÑO -


¿CÓMO VIVIR LAS VIRTUDES DE SAN ROQUE?
Con la palabra "Virtud" estamos hablando de las cualidades que posee una persona para tomar determinaciones y al mismo tiempo para asumirlas en su existencia como especie de "estilos de vida" personal. 
Leyendo la biografía de San Roque podemos encontrar varias virtudes que son dignas de tener en cuenta pues no pueden servir para asumirlas nosotros también en nuestro cotidiano vivir. 


LA POBREZA: Esta virtud es una de las más valiosas - tomada como tal- ya que lleva precisamente al abandono de todo apego a lo material para asumir al Señor como a nuestra única riqueza por la cual nos esforzaremos por conquistar hasta el máximo sabiendo que él es nuestra única propiedad y que al mismo tiempo somos su propiedad. Es una pobreza que nos hace ricos, un abandono que nos pone en sus brazos, un quedarnos sin nada para serlo de todos. 

EL SACRIFICIO: Una de las virtudes que se admiran siempre en los "los hombres de Dios" es la capacidad de asumir el sacrificio como parte de su donación total en amor a ese ser por el cual se sienten amados.
En San Roque brilla como una virtud especia; por el Señor ha sacrificado todo lo que podía haber tenido humanamente un gran hombre de mucho poder y prestigio y se ha dado a la tarea de ser el gobernador de la pobreza total y de la humildad plena. No se ahorro ningún esfuerzo por tal de darlo todo de sí aún sabiendo las graves consecuencias personales que eso traería, sobre todo en el dolor que le causaría este asumir el sacrificio como virtud cristiana. 

LA ENTREGA, EL ABANDONO: No es fácil darse totalmente a una tarea cuando uno tiene otro u otros compromisos que le pueden robar parte de este tiempo. 
Para San Roque, la entrega fue parte de su donación total al Señor en la misión a la cual se sintió llamado por él. No hay verdadera misión cuando el corazón no se ha entregado totalmente ya que en dicho caso siempre se estaría buscando satisfacer a "dos señores" quitando así calidad a la misma entrega. La entrega lleva al abandono absoluto en brazos de aquel que ha logrado conquistar nuestro corazón. 

LA HUMILDAD: Una persona humilde es una persona que ha sabido forjar muy bien su carácter y por esos sabe dominar su ser para soportar todo aquello de adverso que le pueda venir. 
La virtud de la humildad hace entender que allí hay una persona sabia y al mismo tiempo de diálogo con el Señor a la cual la oración es como la piel del cuerpo. Una persona humilde desprende siempre la verdad, la justicia y la sinceridad de cada una de sus palabras y de sus actos; sin la humildad el ser humano se convierte en lo que para el mismo hombre y pierde su dimensión de trascendencia como hijo de Dios. 

Meditemos a la luz de la Palabra (San Mateo 4,1-11.)

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